“Es innegable que la chaquetilla va inseparablemente unida al mundo de las carreras de caballos, imprimiéndole un carácter de especial pintoresquismo. Ha sido la experiencia quien, a través de una lenta evolución, nos ha legado esta bella tradición en cuanto a las hechuras y materiales que la dan forma, y a los colores y sus caprichosas disposiciones que la adornan.” Este primer párrafo de “El Libro Bose de los Colores del Turf Español y su Historia” impreso en Diciembre de 1.985 por MUCAB,S.A. nos da pié para comentar un hecho, quizá no de todos conocido, que se refiere a la chaquetilla más ilustre de cuantas figuran en el registro oficial que desde 1.916 gestiona la Sociedad de Fomento y Cría Caballar de España (SFCCE) : los colores del Duque de Toledo. Los caballos que corrían bajo los colores del Duque de Toledo pertenecían en realidad a S.M. el Rey D. Alfonso XIII y la razón de ésta ficción de todos conocida era debida al hecho de que nadie puede marchar delante del rey y, por lo tanto, de haber corrido los caballos figurando el monarca como propietario, ningún competidor podría osar adelantarlos, lo que sin duda haría a los caballos de la Cuadra Real siempre ganadores, pero resultaría poco noble y deportivo. Esta es una más de las innumerables tradiciones, usos y costumbres que adornan el turf y ayudan al glamour que caracteriza las carreras de caballos. Si algún lector del blog estuviera interesado en la historia de las chaquetillas de colores o quiere descubrir cómo era la casaca de algún familiar o conocido, aún quedan algunos ejemplares a la venta de éste libro clásico en www.lupaiberica.com
A veces aceptamos la realidad de los hechos o de las costumbres sin plantearnos las razones últimas de por qué ocurren.
¿Por qué se hierran los caballos?
Los caballos se hierran por varias razones : para aumentar la tracción de los pies, para proteger los cascos de un desgaste superior a la rapidez de su crecimiento, para modificar la acción de los pies y extremidades y mejorar la ejecución de la marcha o para corregir defectos. El herrado siempre se ha considerado “un mal necesario”, porque interfiere la función fisiológica y en cierta manera produce “daño”. Esta creencia cosecha adeptos en la actualidad. El buen herrador es el que sabe lograr el objetivo produciendo el menor daño posible.
La utilización de las herraduras en los caballos y el oficio de herrador se remontan bastante en la historia, pero no tanto como podría pensarse, desde luego es muy posterior a la utilización de los metales. No se ha demostrado que los griegos y los romanos conocieran el arte de herrar los caballos. Sí que se sabe que en vez de herradura usaron unas hipo-sandalias o botines de esparto, cuero y otros materiales que ofrecían alguna resistencia al roce excesivo del terreno y se sujetaban a la cuartilla mediante correas. El origen del herrado con clavos tal y como hoy se practica no ha sido datado cronológicamente. Parece extenderse la creencia de que en la Galia, en Bretaña y en Germania se herraban los caballos antes de la era cristiana, pero no se sabe con certeza donde ni quien inventó la herradura y la sujetó al casco por medio de clavos. Parece que los Celtas pudieron ser los primeros en utilizar la herradura hacia el siglo VI antes de Cristo. Lo que no admite duda es que, cuando Julio Cesar conquistó la Galia en el 52 A.C. este pueblo herraba sus caballos y debía hacerlo desde tiempo antes, porque había ya tres clases de herraduras : las onduladas, de claveras rectangulares y las orientales y dos clases de clavos, de clavija de violín y de cabeza cuboide.