Las 7 promesas incumplidas por Faina Zurita

Con el título de "Las 7 promesas incumplidas por Faina Zurita" y el subtítulo : “Crecen las voces críticas en el mundo del turf con la gestión de la sobrina de la infanta Margarita de Borbón, hermana del Rey Juan Carlos. Tras más de dos años al frente, no ha logrado enderezar las cuentas de la empresa, al borde de la insolvencia”, he podido leer en un periódico digital que no mencionaré para no darle publicidad pero que tiene como lema : "el valor de ser libres y fiables" un artículo escrito por A. M. Vélez, que lo mismo escribe sobre renovables, Eroski, el  Ibex y otros temas.

El artículo en cuestión se centra en una serie de propósitos expuestos por Faína en su toma de posesión, tales como : rentabilizar el recinto del hipódromo, abandonar las pérdidas de la sociedad en 2014, reducir gastos, promover la apuesta externa, recuperar las carreras de obstáculos, mayor visibilidad de los grandes premios en la prensa y creación de nuevas apuestas, en un batiburrillo donde liga el que Faina sea sobrina de Dña. Margarita, con que Gerardo Torres sea yerno de Fernando Basail, antiguo instructor de Dña. Elena, para acusarla de nepotismo e ineptitud con un tufo sensacionalista que espanta.

Que maldición soporta de siempre el mundo del caballo que casi exclusivamente atrae la atención de la prensa para tratar asuntos espinosos. Por una noticia positiva como la participación en las 2000 Guineas de “Noozhoh Canarias”, tenemos que sufrir miles sobre epidemias, caídas, daños, incendios, estafas... Que están desgraciadamente en la mente de todos.

No conozco a Faína, ni sé de sus cualidades profesionales, pero me atrevo a decir que el verdadero problema no es ella. La sociedad explotadora del hipódromo nunca ha tenido un futuro claro. Se constituyó felizmente para dar el vuelco a una situación injusta de cierre del hipódromo, pero se hizo de alguna manera en falso, porque se desconfió y no se contó con los "antiguos" que mucho podían aportar y las verdaderas herramientas para relanzar el turf no están en manos de sus directivos, dependen de la política y de terceros. Además, se instalaron en una mastodóntica remodelación del recinto, en muchos casos innecesaria, donde se han gastado una gran cantidad de recursos que podían haber tenido mejor destino.

Defiendo que sin futuro exitoso, porque la idea era invertir para sanear y vender a la iniciativa privada pero, como la viabilidad no está asegurada, el objetivo del traspaso es, en la realidad económica, una utopía. Es un hecho constatable que en el mundo entero los hipódromos son deficitarios, dependen de la apuesta externa. La apuesta exterior no depende de la sociedad Hipódromo de La Zarzuela, ni de todos los hipódromos, ni de la SFCCE, depende de LAE, del Estado y por lo tanto de la política… para que decir más.

Hace muchos años, tras el chasco del concurso público para adjudicación del hipódromo, cuando se gestaba la solución al cierre de La Zarzuela con la creación de ésta sociedad, tuve ocasión de departir con el entonces director general del ONLAE sobre éste asunto. Le expresé, en nombre de la SFCCE, nuestra preocupación precisamente en éste punto advirtiéndole que, si se actuaba de manera cicatera con el mundo del turf en el tema de la apuesta, entonces llamada nacional, y no se le dotaba de capacidad de remodelación de la misma, no habría futuro. Su respuesta fue para mí reveladora : “he vivido en Francia muchos años, conozco el potencial de las apuestas de caballos, pero el juego (las apuestas) son una tarta en la que el Estado (Gobierno Central) tiene la mayor parte y no podemos favorecer que otros actores nos quiten porciones de la misma, por eso preferimos entrar en ésta sociedad con una aportación de capital reducida, que se traducirá en una pérdida anual medida, antes que facilitar las cosas a la competencia.”

Si un empresario o comerciante necesita de la aprobación de su competidor para variar su estrategia de ventas, qué futuro tiene ?

Mi preocupación es que en esta época de recortes, donde con una visión cortoplacista hasta el Ministerio de Defensa esta desguazando la cría caballar, la reserva genética de un valor incalculable que tantos años costo crear, que garantía de continuidad tenemos de una sociedad que nunca ha generado beneficios. Mucho me temo que en cualquier momento surjan voces como las del autor del artículo, que pidan que no se gaste en caballos dinero público que puede servir para otras actividades productivas con un futuro más certero.

Fernando Zuleta

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