Uso y protección de la madera

Es prácticamente imposible visitar una instalación ecuestre donde no esté presente la madera bien en vallados, en las propias construcciones, guardabotas, obstáculos o como mero elemento decorativo de las zonas sociales o guadarneses. Es lógico. Desde antiguo ha servido al hombre como combustible, para construir herramientas, en la arquitectura, la construcción naval, la música y es agradable a la vista, adaptable, con un alto valor estético y, en definitiva, aporta un “calor” y habitabilidad indiscutibles. Además, la madera atesora una cualidad principal que es la seguridad pasiva para animales y practicantes ante posibles accidentes, ya que es un material “blando” que absorbe el golpe.

A pesar de ello, todavía hay mucha gente que siente precaución ante su uso por considerar que es un material susceptible de ser dañado por la acción de los animales, los insectos, la climatología o el mero paso del tiempo. Tienen razón, pero solo parcialmente, sirvan como ejemplos contrarios los clásicos postes de teléfono, de sujeción de puentes o de muelles de atraque que no pueden estar en un ambiente más hostil y resisten durante muchos años. La conclusión es simple : existen muchos tipos de maderas y no todas están indicadas para los mismos usos y riesgos. LA MADERA La madera es la parte sólida de los árboles que está situada bajo la corteza. Está formada por un conjunto de células cuya unión y especialización determinan los diferentes tejidos leñosos. El conjunto de éstos tejidos conforma el xylema que es la parte maderable del árbol. Si damos un corte transversal en un tronco podemos observar, además de la corteza que sirve de protección y de los anillos de crecimiento anual, que el xylema está a su vez dividido en dos zonas diferenciadas por su color. La zona más próxima a la corteza y de color pálido se denomina albura y la interna y oscura duramen. CAUSAS DEL DETERIORO Las causas que provocan el deterioro de la madera pueden ser endógenas : envejecimiento natural de los tejidos ; o exógenas : de origen biológico (insectos y hongos) y atmosféricas. Aquí nos vamos a interesar más por los factores exógenos. Cada madera tiene una durabilidad natural frente al ataque de los insectos y hongos xylófagos que viene determinada por su composición química y el contenido de diversas substancias tóxicas, y, como normal general puede afirmarse que la albura de todas las especies es más sensible al ataque de xylófagos que el duramen. La durabilidad natural de las diferentes especies está definida en la norma EN-350. Los principales agentes atmosféricos son la radiación solar y la humedad. La madera expuesta a los agentes climatológicos puede sufrir cambios de volumen y alteraciones que generalmente son superficiales, que no afectan a sus propiedades mecánicas, pero desde luego sí a su aspecto. La radiación solar produce fotodegradación (pérdida y cambios de color) ; la ultravioleta, la fotolisis de la lignina que es una sustancia aglutinante y protectora de la celulosa que es la que atrae a los hongos, y, la infrarroja, produce un calentamiento exterior que origina grietas y fendas por la desecación de los tejidos. Los cambios de humedad pueden producir sorción (absorción de humedad del ambiente) o desorción (pérdida de humedad), ambos casos pueden traducirse en cambios de volumen y otras alteraciones. FACTORES DE RIESGO La exposición de la madera a estos factores exógenos que pueden dañarla constituyen las diferentes clases de riesgo que están definidas en la norma EN-335 : * Riesgo 1 : madera bajo cubierta y protegida de la intemperie * Riesgo 2 : madera bajo cubierta y protegida de la intemperie con posibilidad de ocasional de humedad ambiental elevada. * Riesgo 3 : madera situada al descubierto de humidificación frecuente no en contacto con el suelo * Riesgo 4 : madera en contacto con el suelo o agua dulce. * Riesgo 5 : madera en contacto permanente con agua salada. Para todos estos riesgos y posibles patologías desde siempre han existido tratamientos con sustancias químicas que proporcionan mayor resistencia frente a organismos externos y que contienen resinas y pigmentos para evitar los daños debidos a factores atmosféricos. Desde principios del siglo XX con las nuevas tecnologías derivadas del petróleo y el impulso de las técnicas de impregnación en autoclave basadas en la aplicación de sales hidrosolubles las maderas tratadas se han convertido en un producto corriente. Merece la pena advertir que en los últimos tiempos se ha propagado un rumor alimentado por intereses comerciales que mantiene que la creosota y la madera tratada con éste producto no debe ser utilizada por producir cáncer. Lo cierto es que la creosota es una sustancia alergénica, no cancerigena, que aplicada sin las debidas precauciones puede producir hinchazones en la piel humana y por ello se ha restringido la comercialización de la misma al publico en general, pero no su utilización en las plantas de tratamiento. Un último factor a tener en cuenta es la impregnabilidad de la madera, que es la facilidad que presenta para la penetración de los tratamientos. Las hay fácilmente impregnables y otras que no lo son en absoluto pero, en general, podemos afirmar que la gran mayoría de las especies permite la impregnación de la albura pero no del duramen. En definitiva, la elección de la madera adecuada, un correcto proceso de secado y el tratamiento adecuado al uso a que se destina, disminuyen o palian totalmente los riesgos mencionados, ergo la madera, como elemento constructivo, es totalmente recomendable. Existe además otro tipo de maderas llamadas “industriales” como los tableros de aglomerado fenólico, los contrachapados y la madera laminada que son utilizados muy corrientemente en las construcciones porque no sufren alteraciones con los cambios de humedad e incorporan lasures y otros compuestos que las preservan. LA MADERA EN UN CENTRO HÍPICO En lo que respecta al daño que las maderas puedan sufrir de los caballos hay que señalar algunas generalidades : 1º El caballo es un animal fuerte, susceptible de adquirir malos hábitos, que está muchas horas encerrado y aburrido, por lo que se entretiene comprobando la dureza de cuanto le rodea y maltratando las instalaciones. Suele hacer mucho mas daño con la boca al roer, que dando coces. 2º Las maderas con mayor grado de impregnabilidad suelen ser mas “blandas” por lo que son mas fácilmente atacables. 3º Para los vallados que suponen generalmente muchos metros y por lo tanto gran carga de material y mano de obra, las maderas recomendadas son maderas tratadas para riesgo 4, generalmente pino o picea que son maderas con una impregnabilidad grande y un precio razonablemente bajo. 4º Los tratamientos con sales (tanalizado) son mas apetecibles e incrementan el riesgo de ser roídas, no así las tratadas con creosota que tienen un sabor desagradable, aunque esto no suponga una garantía al 100% de no ser roídas. Así pues, a las maderas tanalizadas sugerimos darles la protección extra de un cordón electrificado. 5º En los boxes y refugios, en razón del incremento del riesgo por un contacto continuo con el animal encerrado, las maderas recomendadas son las llamadas tropicales (iroko, bongosi) de una dureza contrastada, o tableros industriales de aglomerado fenólicos hidrófugos del grosor adecuado y muy pulidos, para dificultar “que les metan el diente”. 6º Las barras de salto son otro problema : se precisa que se deformen poco y no “se abran” pero el secado natural conlleva tiempo y las encarece y el secado artificial y posterior tratamiento las debilita, de forma que en el mercado encontraremos dos alternativas de acuerdo a la parte del árbol de donde procedan (duramen o albura) de precio muy diferente. Recomendamos tratarlas exteriormente con lasur o algún otro método tradicional para su aclimatación paulatina. En resumen, no hay que tener miedo a la madera para usos ecuestres, pero sí que hay que saber seleccionar la adecuada para cada uso o dejarse aconsejar por un profesional.